Una tradición no muy conocida por los pircanos se realiza cada 12 de octubre desde 1968, la que reúne a nuestros huasos a caballos de la zona de San Juan y otras localidades de Pirque. Los que recorren desde el Cristo Negro, con dirección a la Virgen del Carmen de Vizcachas, sorprendiendo a todos los vecinos de Puente Alto, los que ven por sus calles esta larga procesión campesina.
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Esta tradición espontánea, se creó producto de la sequía que enfrentó Chile entre 1968 y 1969, donde los campesinos de San Juan vieron afectada su vida y la de sus animales por este desastre natural. Estos se reunieron motivados por sus creencias religiosas, donde Santos Rubio y Roberto Maturana fueron los impulsores de lo que se transformaría en una de las tradiciones religiosas espontáneas con mayor historia de nuestra comuna, y la que se ha realizado durante 46 años de forma ininterrumpida, para pedirle a la Virgen del Carmen de Vizcachas por un año con buenas lluvias.
En esos años la zona de San Juan fue la mas afectada por esta sequía, el agua de riego del Canal La Sirena disminuyó cerca de 60 a 70% su caudal, y el río El Coipo que alimenta la zona del valle cordillerano se secó completamente, produciendo la muerte por hambre y sed de prácticamente todo el ganado bovino, mular y equino de la zona.
La leyenda de Santos Rubio y Roberto Maturana
(tomada de los relatos de los mismo familiares y antiguos de San Juan y Puntilla)
Nuestro folclorista Santos Rubio junto a su gran amigo Don Roberto Maturana y Daniel Riveros, organizaron a los vecinos de San Juan y Puntilla, con la intención de pedirle a la Virgen del Carmen de Las Vizcachas que se compadeciera de ellos y que la lluvia volviera a caer en la cordillera.
Se reunieron muy temprano un día 12 de octubre de 1968, en la escuela de San Juan. Desde la montaña se vieron bajar con sus mejores vestimentas, uno a uno los jinetes.. quienes partieron a las 9 de la mañana con dirección a la Parroquia del Santísimo Sacramento, donde aquel año el sacerdote los esperaba para darles las bendiciones para el viaje que realizarían.
En silencio se fueron uniendo con banderas chilenas los campesinos de Puntilla, encabezando la procesión Santos Rubio y Roberto Maturana, con más de una treintena de jinetes, y en sus manos apretando firmemente junto a las riendas, un rosario con el que rezaban pausadamente y en sigilo.
La peregrinación a caballo levantó una polvareda que se vio desde Puente Alto (cuentan los antiguos), se detuvieron en la parroquia de Pirque, donde una pequeña rama de olivo bendijo a cada uno de los jinetes. Luego continuaron por la antigua entrada de la Viña Concha y Toro y siguieron rumbo al antiguo Puente San Ramón, donde al pasar por el Cristo Negro se quitaron el sombrero y se persignaron.
Siguieron su ruta por Puente Alto hasta la fábrica de yeso Volcanita donde doblaron hacia la cordillera rumbo a Vizcachas. La gente asombrada no entendía que sucedía, y los cascos de los caballos sonaban produciendo eco por las callejuelas. Luego tomaron campo traviesa con dirección a Casas Viejas. La gente que los vio pasar les ofreció agua para saciar su sed.
Ya en Vizcachas desmontaron sus caballos, tomaron el guitarón y subieron hasta la gruta donde se encontraba la Virgen del Carmen, para luego prender sus velas con otras que terminaban de consumirse. Un largo rosario acompañaba en silencio al guitarrón que cantaba a lo divino.
También se cuenta que ese día, el guitarrón de Santos Rubio tomó vida propia, que se fusionó con su canto a su virgencita, y la roca de la gruta se humedeció por entregarles el agua que tanto necesitaban.
Bailaron cueca como nunca antes, y realizaron un pacto que hasta el día de hoy ha sido cumplido, "Virgencita si tu haces llover, nosotros, nuestros hijos y sus hijos, cada 12 de octubre hasta el fin de los días pagaremos esta manda".
Las lluvias no llegaron hasta mediados de 1969, pero cuentan que ese mismo año luego de esta manda, en la cordillera llovió y en el Río el Coipo volvió a fluir el agua que logró mantener a los animales hasta que llegaron las lluvias.
Gran sequía de 1968
La sequía que enfrentó Chile entre 1968 y 1969, fue uno de los mayores desastres climáticos del que se tiene conocimiento en la historia de nuestro país, La sequía afectó a gran parte del territorio nacional, abarcando las regiones desde Atacama al Biobío.
La agricultura se vio duramente afectada por la sequía en aquellos años, estimándose en mil millones de dólares los costos totales de sus efectos. La producción de cereales y hortalizas decreció en un 65%, las áreas de riego disminuyeron un 40%, y el ganado del país se redujo en un 45%. Ello provocó el desempleo de 225.000 trabajadores agrícolas. Otra actividad afectada fue la gran minería del cobre, puesto que la escasez de agua implicó una baja en la producción de energía eléctrica que era utilizada en los procesos mineros.
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