El cambio de hora y las alteraciones del sueño

Salud
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Este sábado 12 de agosto los relojes deben adelantarse en una hora, lo que podría traer trastornos en el sueño los primeros días. Especialistas recomiendan comenzar de antemano con una rutina diferente

Este sábado 12 de agosto terminan los tres meses de horario de invierno que rigieron este 2017 para gran parte de Chile Continental e Insular, y entra en vigencia la hora de verano que prolongará el periodo de luz natural por las tardes.

Para Chile Continental, excepto Región de Magallanes y la Antártica Chilena, a las 24:00 horas locales se pasará al huso horario UTC -3. Esto quiere decir que la noche del sábado, al marcar los relojes las 24.00H (o 00.00H del domingo), los relojes deben adelantarse en una hora e indicar a partir de ese momento la 01.00H de la madrugada del domingo 13.

Esta modificación horaria puede traer alteraciones en el sueño, en especial a personas sensibles como los niñios.

“Luego del cambio de horario es normal sentir más somnolencia e irritabilidad, porque se cambian los ritmos habituales, pero son situaciones que suelen resolverse en las 24-48 horas siguientes sin más repercusión”, señala la Dra. Evelyn Benavides, neuróloga especialista en medicina del sueño.

La especialista entrega algunos consejos para adaptarse mejor al cambio en el reloj.
No pensar en la hora que sería el día anterior y emplear el nuevo horario para realizar las actividades cotidianas.
Mantener hábitos saludables de sueño y evitar la automedicación de fármacos inductores del sueño, ya que los malestares que puede generar el cambio horario podrían aumentar.
En la mayoría de las personas estos cambios de horarios no generan inconvenientes serios. Sin embargo, existen dos grupos de población que podrían considerarse más vulnerables:

Los niños podrían tener alteraciones como irritabilidad o cambio en el apetito y animo durante los 2 a 3 días posteriores al cambio de horario, por lo que se recomienda que un par de días antes del cambio de horario se duerman unos 15 a 20 minutos antes y se levanten unos 15 a 20 antes de lo habitual, para que los cambios no sean tan bruscos y logren una mejor adaptación.

Pacientes con enfermedades en las que existen trastornos en el ciclo de vigilia-sueño, pacientes mayores con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o demencias, o pacientes con insomnio crónico. En estos casos se pueden presentar alteraciones de sueño como agitación nocturna o somnolencia diurna.