Desde este 26 de octubre y durante tres semanas se presentará las obras de este artista visual. Un recorrido a través de redes sociales de la Biblioteca Municipal de Pirque, donde se expone una serie de imágenes de la muestra
A partir de este 26 de octubre se presentará la exposición virtual del artista Aarón Ortega, con obras levantadas en la sala Paula Navarro de la Biblioteca Municipal de Pirque, que, a través de sus redes sociales Facebook e Instagram publicarán una serie de material del artista, tanto de su exposición en Pirque como de el desarrollo de algunas de sus obras.
Facebook: Biblioteca Municipal Pirque
Instagram: Biblioteca Pública de Pirque
Link de las imágenes: https://www.facebook.
"Las creaciones de Aarón Ortega Ávila se sitúan por derecho propio en el ámbito de lo que genéricamente podemos llamar Poesía Visual. En algunos casos esa adscripción es clara, porque son metáforas visuales que tienen sus correspondientes equivalentes verbales. Pienso en la tijera/pájaro que corta con su pico un hilo, por ejemplo. En otros casos, se trata más bien de Objetos Poéticos, que si bien pueden ser descritos, alcanzan su máxima potencia en su dimensión material. Pienso en el expendedor de hostias, esa máquina elemental que hemos utilizado tantas veces para, gracias a un giro de la manecilla y tras insertar una moneda, ver salir por su boca una golosina. En tercer lugar, nos encontramos con las obras que muestran la escritura convertida en hilo. A veces amparándose en el juego de palabras (la palabra Desborde bordada en varios bastidores) o de forma simple y directa. Vale la pena detenerse en esa relación: texto y tejer proceden de la misma matriz, y algunas expresiones mantienen viva la analogía: el hilo de la narración, enhebrar una idea con otra… Aarón ofrece también creaciones más libres, para las que, afortunadamente, no sirven categorías ni paráfrasis, pero que exploran la dimensión material de la enseñanza: una pizarra sostenida en la pared por dos arbotantes de madera, una habitación cuyas paredes están cubiertas de un texto repetido, como esos que nos hacían copiar como castigo. No sé si se trata de una crítica, un elogio o un homenaje a esa escuela sin pantallas, en que el conocimiento se transmitía por repetición y en la que nos preparaban para un mundo que era aún, básicamente, de madera (de ahí deriva la palabra materia, lo que nos da idea de hasta qué punto era el material por excelencia). Esta ambigüedad no es un defecto, sino la cualidad del arte, su capacidad no de dar respuestas sino de plantear preguntas".
Texto curatorial de
José María Parreño
Facultad de Bellas Artes
Universidad Complutense de Madrid.