Una fiesta de colores, payasos, acrobacias, música y bailes como ella quería. Los vecinos al paso del cortejo entregaron su cariño llenando las avenidas de globos y lanzando pétalos.
Una emotiva despedida tuvo Maite Córdoba Martínez, la pequeña de tan solo tres años que emocionó a toda la comunidad de Pirque y a personas a lo largo del país, con su historia de lucha y valentía para doblarle la mano al destino con un agresivo Cáncer de Wilms.
La pequeña comenzó con esta enfermedad cuando tenía un año y medio de edad, desde entonces fue una lucha incesante en el hospital desde donde tuvo que pasar gran parte de su vida, donde enfrentó fuertes tratamientos de los que se levantó una y otra vez. Los médico en varias oportunidades destacaron la increíble fuerza con la que contaba Maite, la que la hacía sonreír luego de pasar por los fuertes e invasores tratamientos contra el cáncer, así comentó su madre María Soledad en varias oportunidades.
Una de las fortalezas de esta pequeñita que motivó a tanta gente a acompañarla en su proceso y a apoyarla para que saliera adelante. Fue sometida a todos los tratamientos, sin embargo, esta ingrata enfermedad no le dio tregua. Su cuerpo ya cansado de luchar quiso descansar, y su mamá, quiso entregarle una gran fiesta de despedida, como ella le pidió, a la que se invitó a todos quienes quisieran ser parte.
También, por las avenidas adornadas con globos, los vecinos la esperaron, y al pasar la interminable fila de autos que la acompañaban, pudieron entregar su cariño aplaudiendo y lanzando pétalos de flores.
El Cementerio Municipal de Pirque se llenó de color, con payasos y acrobacias circenses.. Niños de agrupaciones folclóricas le presentaron cuecas y bailes pascuenses. Luis Jara, quien estuvo con ella en varias oportunidades y que se hizo presente, en la oportunidad compartió con los vecinos que ella le había entregado una enseñanza en momentos difíciles, y le cantó una canción. Los jóvenes Charros de Principal le dedicaron temas rancheros. Y sus vecinos y familia lanzaron al cielo cientos de globos de todos los colores.
Maite se transformó en un símbolo, su deseo de fuerza y de lucha por la vida, unió a los pircanos y a tanta gente más allá de sus diferencias, este regalo que nos entregó esta niña de tres años a cada uno de nosotros, por lo que será recordada siempre.
