El avistamiento incluso de la polilla de gran tamaño Monroy de la Vid se debe a un proceso natural que se ha vivido en años anteriores
Según explica el académico de la Universidad Católica del Maule, Dr. Hugo Benítez, biólogo y entomólogo, a la revista Press Latam, sobre el por qué hay tantas polillas, indica que esto se debe a un proceso absolutamente natural que ya se ha vivido otros años, y la importancia de cuidarlas.
“Hay un aumento exponencial de esta polilla llamada Monroy de la Vid, que es una polilla grande y bien colorida. Su abundancia actual es natural, porque como hubo más agua en la Región Metropolitana y la zona central de Chile producto de las lluvias, acompañado de las altas temperaturas que estamos teniendo en primavera, esto es beneficioso para su reproducción, por lo que estamos teniendo un brote, porque eclosionaron muchas larvas en poco tiempo”, explicó el científico.
“Es un fenómeno que no es primera vez que ocurre, es algo completamente natural y muy alejado de lo que podría denominarse una plaga”, complementó el académico de la UCM.
Respecto a si se está en presencia de una plaga de polillas, explica que para hablar de plagas es muy importante saber que el concepto asociado a ello es el daño a la población. “Cuando se considera una plaga agrícola, por ejemplo, es porque se ha generado un daño económico o a la plantación cuando hay un animal que se come el cultivo o lo daña". Añadió, "que exista alta abundancia no siempre genera daños, esa es la diferencia a una plaga”, detalló, aclarando que en el caso de la polilla Monroy de la Vid avistada con frecuencia esta primavera, se denomina alta abundancia, ya que no está generando daño.
Esta especie pertenece a la familia Sphingidae, lepidópteros de gran tamaño llamadas comúnmente esfíngidos o picaflores nocturnos
Explicó que estos animales no generan ningún daño a las personas, y que no son transmisoras de enfermedades, no pican y no son venenosas. Al contrario, recalcó que son beneficiosas, ya que, al ser de gran tamaño, polinizan plantas más grandes,
Reforzó indicando que no hay que matar a las polillas, sobre todo actualmente que se ven cada vez menos abejas, ya que también cumplen un gran rol polinizador.
El experto, comentó que “si la polilla nos visita a nuestras casas no es precisamente porque quiere convivir con las personas. “Llegan por la contaminación lumínica y eso no sólo ocurre con las polillas, sino que también con otros animales. Las luces atraen a estas especies que son nocturnas y le genera una contaminación a su vuelo”.
Por último, el Dr. Benítez, aclaró que este fenómeno va a detenerse dentro de las próximas semanas, y puede que ocurra nuevamente durante el verano, ya que, al haber más agua y calor durante la noche, es probable que ocurra un segundo brote a mediados de enero.