Además en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 sumó dos bronces para Chile. Su preparación la realizó en la comuna ya que el velódromo no estuvo listo en marzo.
Felipe Peñaloza hizo historia en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y se emocionó hasta las lágrimas. Junto a Antonio Cabrera el ciclista ganó el oro en la prueba Madison. A ese primer lugar le sumó dos bronces en la capital peruana. Celebró con una bandera chilena que hasta hoy guarda.
“Fue tremenda felicidad cuando ganamos el oro. Era una posibilidad, pero muy lejana, porque teníamos rivales muy fuertes como Colombia, Estados Unidos. Habíamos corrido con los gringos como 20 veces, en carreras de la Unión Ciclista Internacional (UCI), y las 20 veces nos habían ganado. Pero les ganamos la última, la más importante. Súper feliz. La expectativa era estar en el podio. Nosotros considerábamos que estaba muy lejano ganar”, le dice a Emol.
El gran sueño que le falta por cumplir a Peñaloza en el ciclismo es obtener una medalla en un Mundial. Pero antes tiene otro desafío de máxima exigencia: los Panamericanos de Santiago 2023. Falta alrededor de un mes y medio para que inicie el megaevento.
El deportista está entusiasmado, pero cuenta que la selección de ciclismo de pista ha debido lidiar con varios problemas durante la fase de preparación. Pocas carreras de primer nivel, sin velódromo para entrenar, un viaje a Argentina demorado por las inclemencias climáticas y más.
¿Cómo afectan estos problemas?
“A mí me afecta el tema de la preocupación. Todo esto influye. Son detalles muy grandes. Tener las bicicletas del año, la preparación, la falta de competencias. Es como si Chile fuese a jugar un Mundial de fútbol sin ningún partido previo. Pero hay que tratar de mentalizarnos, hacer estas semanas bien acá en Argentina (San Luis) y superar el Panamericano reciente que competimos. El mejor resultado fue un cuarto lugar en la persecución por equipos y un quinto lugar en la prueba de Madison”.
Marcelo Arriagada, ex ciclista, cuestionaba que la preparación sea en Argentina.
“Lo ideal es que fuéramos a correr carreras de primer nivel. Vamos a correr carreras del calendario argentino. Es fuerte el nivel, pero es como que metas a Alexis Sánchez en un partido de tercera división. Hay gran probabilidad que termine lesionado. No son carreras de primer nivel, no me voy a encontrar con corredores bien formados, me voy a encontrar con un corredor más principiante, puede haber alguna caída, hay peligro también”.
“De las 20 carreras UCI en que competimos en 2019 pasamos a solamente una este año que fue el Panamericano específico”.
¿Cómo fue entrenar sin poder utilizar el velódromo?
“El velódromo tendría que haber estado listo en marzo, para haberlo ocupado y aprovechar la localía. La pista la conocemos, pero vamos a llegar cinco o siete días antes a competir”.
¿Cómo lo hicieron para entrenarse este tiempo?
“En mi caso la única opción era salir a entrenar por Pirque. En ruta. La primera diferencia es la bicicleta. La bicicleta de pista con la de ruta son totalmente diferentes, la de pista no tiene frenos, es un solo plato, un solo piñón. El dominio de andar en la pista, dominar la pista, no tienes frenos”.
“La ruta es totalmente diferente. Tienes los frenos, una ruta en línea recta, no tienes curvas. Aparte la potencia. En la pista nos marca en promedio 50 kilómetros por hora, mientras que en la ruta no puedes entrenar a más de 40 kilómetros por hora. La pista es mucho más potente, mucha mas velocidad, tienes factores de resistencia a la velocidad, en la ruta se puede complementar, pero no es lo mismo. Es totalmente diferente”.
Una preparación bastante accidentada
“Los otros compañeros tuvieron el tema del temporal, se les inundó la casa. El mismo velódromo de Curicó se inundó entero. No pudieron entrenar ahí. Súper complejo el tema. Viajábamos el 15 de agosto y viajamos a las dos semanas. Perdimos 14 días de concentración por el tema del temporal”.
“En el deporte uno gana o pierde, pero esta es una frustración diferente, porque no te dan las herramientas para que tú vayas a una competencia. Se tiene que controlar mucho ese tema. Hay días que te frustras. Ves que el velódromo no está, te lo van corriendo y ahora te dicen que vas a estar cinco días antes. Es una frustración tremenda y tienes que saber zafar de eso”.
¿Hay alguna explicación de parte de los dirigentes?
“Acá el problema yo creo que es más del IND que de la Federación. Para los Juegos Panamericanos de Toronto nos pasaron como 110 millones para seis deportistas en la preparación y ahora nos pasaron ese mismo monto para alrededor de 20 deportistas. La Federación tiene que buscar dónde poder hacer una preparación por el tema del presupuesto. Hace lo que puede”.
“Últimamente me han invitado a eventos de Santiago 2023. El otro día me encontré con el gobernador, Claudio Orrego. Cuando nos pasaron el velódromo, él era el alcalde de Peñalolén en ese tiempo y le dije que ahora no teníamos el velódromo. Lo encontró horroroso. No sé si las autoridades saben lo que está pasando. Me encontré al ministro del Deporte y tampoco nada. Yo encuentro que están preocupados de sacarse la foto para Santiago 2023, mostrando la medalla, vi que el Team Chile sacó ropa nueva, pero no he visto ninguna explicación”.
El niño inquieto y la admiración por Marcelo Ríos
Peñaloza partió en el ciclismo cuando tenía 14 años. Recuerda una conversación del psicólogo del colegio con su mamá.
“Le dieron dos opciones a mi mamá: meterme en algún deporte o si no empezar un tratamiento con tranquilizantes, con algunas pastillas de esas clásicas que dan en los colegios. Yo tenía mucha energía. Jugaba a la pelota dentro de la sala de clases jaja”.
Estuvo unos meses en una escuela de fútbol, pero le gustaba acompañar a su papá a pedalear por San José de Maipo los domingos. Cuenta que lo llevaron a ver una Vuelta de Chile y se enganchó.
Empezó a ir al club ciclista Chacabuco y quemó etapas rápido para su propia sorpresa. Medallas en nacionales juveniles, convocatorias a la selección, podios en el extranjero.
¿Mejoró tu comportamiento en el colegio?
“Al 100%. Para todos papás que tienen hijos con mucha energía muy recomendado el ciclismo. Yo me portaba muy mal. Para mi familia y para mí fue una buena decisión. Empecé a tener buena conducta, el deporte te deja valores como el respeto. Todo eso lo traspasé al colegio. Fui un alumno casi ejemplar”.
Pese a ser ciclista, tu máximo referente en el deporte es un tenista: Marcelo Ríos.
“Por el nivel al que llegó. Tuvo mucho apoyo, todo lo que se quiera, pero la actitud que tenía en una cancha me llamaba la atención. De no tener miedo, de cómo trataba el nerviosismo, algo súper controlado. Eso me llamó la atención de Marcelo Ríos. El deportista chileno es muy inseguro. Ver jugar a Marcelo Ríos, ser número uno del mundo y la seguridad que entregaba en una cancha era motivante”.
“No creo que yo tenga algo de él. Pero sí trato de copiarle algunos aspectos. Esa tranquilidad que demostraba. Veo la personalidad con que se metía a la cancha y trato de hacer lo mismo”.
¿Has tenido que trabajar para poder mantenerte en el alto rendimiento?
“A mí igual me ha tocado de repente trabajar. Tenía un hermano que me daba trabajo en las vacaciones. Me decía: ‘Felipe tengo que pintar una casa’. Y yo lo ayudaba a pintar. Hace como cuatro años”.
“La he pasado mal en el tema de que me han robado bicicletas. Me robaron la bici desde dentro del auto. La dejé ahí y fui a la casa del entrenador a buscar unas cosas, al salir de la casa la bicicleta no estaba. En otra oportunidad dejé el auto en Santiago Centro. Venía llegando de un viaje. Tenía una maleta llena con material de ciclismo. Me abrieron la maleta y me robaron todo, la gata, la rueda de repuesto, todo”.
“Es difícil comprarte una bicicleta de tres o cuatro millones, en ese tiempo ganaba un Proddar de 400 lucas. Esa vez me tocó organizar un bingo, rifas. Yo creo que todos los deportistas han organizado bingos alguna vez porque el deporte es muy caro. Recuerdo que estuve armando bicicletas para una marca en los mall. Para navidad me pedían trabajar ahí porque se vendían muchas bicicletas”.
¿Haces clases?
“Entreno algunos ciclistas laborales, me ha ido bien. Son compañeros que haces pedaleando en la ruta. Uno me dijo un día que quería que lo entrenara porque tenía miedo arriba de la bicicleta, no conocía el tema de los entrenamientos, cómo potenciarse. Me tomó tres meses pensarlo hasta que le dije que sí. Empecé con él, me recomendó con otro amigo y así”.
“Les cobro una cuota mensual y no les cobro muy caro. En estos períodos que estoy concentrado no tengo mucho tiempo, pero sí les mando todo planificado. Andamos bien. Es como un emprendimiento. A futuro espero ser más profesional en esto, estudiar. He aprendido de entrenadores, de médicos. Me manejo y quiero ser entrenador”.