Se ha mantenido un alto estándar de protección y cuidado de sus riquezas naturales y biodiversidad. También se busca la conservación como la visión de transformar este lugar en un centro de estudios
Con la definición de los objetos de conservación, resaltando por ejemplo el valor del bosque esclerófilo (nativo) y la importancia de su río, como también la visión de transformar este lugar en un verdadero centro de estudios de los bosques mediterráneos, se dio cierre a un conjunto de cinco talleres participativos para elaborar el plan de manejo de la Reserva Nacional Río Clarillo.
Cabe destacar que el plan de manejo anterior de esta unidad tiene más de 20 años y es el instrumento que entrega las normativas y directrices acerca de lo que se puede y no se puede hacer al interior de cualquier unidad que compone el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), que administra y gestiona la Corporación nacional Forestal (CONAF), según su realidad geográfica y de zonificación, a fin de proteger y conservar la flora y fauna existente en el lugar.
Si bien la Reserva Nacional Río Clarillo ha mantenido un alto estándar de protección y cuidado de sus riquezas naturales y biodiversidad, destacando siempre como una de las unidades mejor evaluadas por el público a nivel nacional, las demandas acerca del uso público, así como las de protección asociada a los cambios sociales y medioambientales que ha debido enfrentar, fueron dejando obsoleto dicho instrumento, no sólo por la cantidad de años con los que contaba, sino porque la metodología con la cual se había desarrollado, era muy distinta a la que CONAF comenzó a utilizar en otros planes de manejo a nivel nacional en la actual administración.
En junio de este año, se dio inicio a este proceso de elaboración de un nuevo plan de manejo, bajo la metodología de estándares abiertos, que considera como eje central la participación ciudadana de los diversos actores que se relacionan con el lugar. Es decir, la comunidad local, la academia, organismos públicos y privados, además de guardaparques y funcionarios de CONAF, quienes en conjunto entregan sus aportes y visiones acerca de qué y cómo se debe proteger y conservar el lugar. En el caso particular de la Reserva Nacional Río Clarillo, también contó con los aportes de un grupo de estudiantes de 4° a 6° básico de 3 establecimientos educacionales de la comuna de Pirque y Lo Barnechea, quienes entregaron su visión de futuro de la unidad, considerando el estrecho vínculo que existe a través de los talleres de educación ambiental que les imparten los guardaparques y las constantes visitas educativas que realizan.
Durante el 2017 se efectuaron un total de 5 talleres participativos, los que contaron con una alta concurrencia y compromiso por parte de la comunidad y los diferentes actores, donde se definió la visión y se priorizaron los objetos de conservación, sus posibles amenazas y algunas estrategias de solución, los cuales, se espera profundizar en una segunda fase durante el próximo año, puesto que este proceso tiene una duración aproximada de 2 años antes que el documento final consensuado salga a la luz.